Mario Andretti vivió el logro de Marco en Indianápolis igual que muchos aficionados: por televisión.

El legendario ex campeón, ganador de las «500 Millas» en 1969, estaba en su hogar en Nazareth, Pennsylvania, cuando su nieto se anotaba la pole position para la edición 104 del clásico del deporte motor.

Por supuesto, a pesar de la distancia, no pudo contener la emoción, al grado de «saltar tan alto que mi cabeza pegó con el techo».

«Estoy más feliz que nunca, en todos mis días en Indy, lo crean o no», comentó a NBC Sports, después de la calificación.

«No sé cómo explicarlo en cuanto a la emoción, porque estás aquí, mordiéndote las uñas de los nervios; usualmente, estás nervioso pero lo sientes y puedes controlar la situación cuando la estás haciendo tú mismo, pero al estar sentado, viendo esto y sentirte tan impotente… ¡nunca había estado tan nervioso en mi vida!».

«Sentí que él tenía una oportunidad, pero viendo a sus tres coequiperos, comenzando con (James) Hinchcliffe, que salieron y tuvieron algunos problemas con las condiciones, pensando que tenían que vencer a nada más que a Scott Dixon, pensé ¡Oh, por Dios, allá va, espero que lo consiga!».

«De ayer a hoy, el chico mostró algo realmente. Hay que darle crédito a él y al equipo, lo juntaron todo».

Es la cuarta vez que un miembro de la familia italo-americana se quedó con el primer lugar de salida; el mismo Mario lo consiguió en 1966 y 1967, y después en 1987. Ni su hijo Michael ni sus sobrinos John y Jeff lo lograron hacer.

Dejando de lado lo que pasó en 2006, y pese a todas las críticas que ha recibido en su trayectoria en la IndyCar, Marco no ha sido un mal corredor en Indianápolis, habiendo finalizado 11 de sus 14 participaciones, sumando cinco Top 5’s y ocho Top 8’s.

Esto, junto con la fortaleza que Andretti Autosport ha mostrado durante agosto, tienen motivado a Mario para que el piloto del No. 98 brinde una gran actuación.

«Tiene que extraer todo del auto y minimizar errores, eso va para todo el equipo; parece que tienen el punto ideal del chassis, así que no tienen que ser muy técnicos y estarán bien», dijo.

Mario llegará el jueves a Indianápolis para atestiguar si la maldición familiar finalmente se rompe, 51 años después.

El logro no sólo fue aplaudido por la comunidad de IndyCar, sino también por aficionados que, a pesar de ser un evento sin acceso al público, estaban en muchas de las entradas del autódromo en las que se podía visualizar la calificación por medio de las pantallas gigantes.

Al ser una familia muy seguida, los presentes reconocieron el esfuerzo del piloto de 33 años de edad.