Tanto Honda como Chevrolet iniciarán las pruebas en pista de sus motores nuevos de IndyCar de 2023 en el primer cuatrimestre del año entrante.

La categoría cambiará a un paquete que se conforma de un motor de combustión V6 de 2.4 litros con doble turbo, producido por las constructoras participantes, al cual se sumará un componente híbrido, análogo al KERS que se estrenó en Fórmula 1 hace más de una década. Su programa de investigación inició en el primer semestre del año.

En ambos frentes, la prioridad es seguir con sus simulaciones de las unidades futuras al tiempo de esperar la calendarización exacta de pruebas en pista por parte de INDYCAR, aunque en ambas armadoras confían en que arrancarán en los primeros meses de 2022.

Todo depende de la llegada del componente híbrido, cuya producción correrá a cargo de una compañía externa, pero que se preve que pasará hasta el año entrante.

Quizá donde pueda haber más problemas potenciales es en Honda, dado que tiene la mayoría de los equipos del paddock; sin embargo, es temprano para especular sobre cuáles organizaciones serán las primeras en salir a pista, ya que la prioridad es tener las bases listas y funcionando con la menor cantidad de problemas posible.

«Estamos trabajando duro». comentó David Salters, jefe de Honda Performance Development (HPD), durante el fin de semana en Mid-Ohio. «Lo interesante es que es como un renacimiento en el automovilismo estadounidense. Las cosas de INDYCAR son muy optimistas».

«La verdad del asunto es que todo esto es nuevo. Lo más importante es hacer que funcione correctamente para empezar. No es como si estuviera buscando los puntos finos de la máxima capacidad de manejo, ese tipo de cosas. La clave es obtener millas en pista. Si estoy pensando desde el punto de vista de la ingeniería y esas cosas, la clave es obtener millas en pista».

«Como todos los proyectos, deseas administrar el riesgo, poner el riesgo al principio. Veamos si no han pensado en algo. Solo sal y obtén millas. Si es con un equipo o varios equipos, un piloto, varios pilotos, al principio porque todo es nuevo, personalmente lo principal es comprobar que funciona correctamente».

Por su parte, los trabajos de investigación y desarrollo en Chevrolet se intensificaron durante este segundo semestre del año, a fin de tener una arquitectura de motor interna que permita recuperar la hegemonía que perdieron ante Honda en los últimos años.

Esto también implica continuar con el desarrollo para el año próximo, el cual tiene un grado de importancia tan alto que les ha hecho laborar los programas de 2.2 y 2.4 litros en paralelo.

Si bien admiten que la prioridad en el funcionamiento de sus motores es diferente a la de Honda, que se ha destacado por tener un torque más refinado en circuitos no ovales y consistencia en velocidad máxima en óvalos, la casa de Detroit confía en que solucionarán los puntos débiles que se han exhibido en tiempo reciente tanto para 2022 como para la próxima generación de motores.

«Nuestro enfoque siempre ha estado en el rendimiento de alta velocidad y no creo que cambiemos drásticamente ese enfoque con el (motor de) 2.4 litros», mencionó Rob Buckner, Gerente del Programa. de Ingeniería, tras la cita en Road America.

«Algunas cosas en el diseño del motor se aseguran anteriormente en el programa, como todo el sistema de admisión, el bloque del motor y las culatas de cilindros».

“El de 2.4 litros nos permite hacer un rediseño completamente limpio. Al principio, aprendimos sobre el de 2.2 l a tomar algunas decisiones que podrían haber producido compromisos. Pero el diseño del motor tiene que ver prácticamente con compromisos, y el marco del libro de reglas y las limitaciones de empaque del auto».

«Tengo buena fe en nuestro grupo de que abordaremos algunos de nuestros puntos débiles y el de 2.4 l será un buen paquete. No tengo ninguna duda de que nuestra competencia también lo es. En el debut de 2023, verán lo mejor y lo mejor de nuestra competencia desde el principio».