Para Sébastien Bourdais, sigue siendo complicado no olvidar lo ocurrido en mayo pasado.

Ante la emoción que ha significado volver a retomar un paso competitivo en la IndyCar, luego de las fracturas en pelvis y cadera que sufrió en Indianapolis, el francés no puede evitar recordar las imágenes previas a ese suceso, en relación con los preparativos naturales para salir a clasificar a un óvalo, manejando un auto indócil capaz de alcanzar velocidades.

«Se mantiene en el fondo de tu mente, y tú peleas contra ti mismo más que con el auto en cierto punto», expresó tras ganar la pole para la carrera de este sábado.

Sin embargo, el profesionalismo siempre ha sido una de sus cualidades, lo que se refleja en haber logrado la pole position, que solo aporta a la confianza que tanto él como su ingeniero Craig Hampson, el hombre detrás de su éxito desde sus días en Champ Car, alcanzan cuando vencen a los favoritos regulares y continúan perfeccionando un programa de trabajo que, desde el año pasado, pintaba para dar sorpresas.

«Creo que todos son muy conscientes de que intentamos no decepcionar mucho a mi esposa», bromeó.

«Es decir, mantener al auto lejos de los muros. No creo que ellos (sus ingenieros) quieran hacer algo muy loco. Honestamente, cuando los fines de semana resultan así, porque descargamos el auto que tuvimos en el test, e intentamos algo, no logramos una buena lectura en ello, así que regresamos e hicimos algunas afinaciones en ello».

«Pasamos la línea de clasificación, y supe realmente lo que tenía. Esa es la mejor forma de ir a clasificar (…) Cuando comienzas a hacer cambios al por mayor rumbo a la clasificación, entonces me pierdes porque si no confío en ello, entonces no voy a ir. Especialmente con el número limitado de piezas y demás, si tienes un accidente, tu fin de semana se acaba».

«Sí, estaba muy confiado de que hicimos la decisión correcta y no cambiamos mucho. Sí, tengo más confianza en Craig que en cualquiera en el paddock».

De esta forma, Bourdais defenderá su liderato general esta noche, en un óvalo en el que, a su parecer, quien acierte en la mejor puesta a punto mecánica será contendiente, además de superar al tránsito lo más rápido posible y administrar bien los neumáticos, aunque sin ser un caso tan extremo como el año pasado, en el que la degradación provocó stints no mayores a los 50 giros.

«Por combustible podemos ir a un camino más largo», dijo. «Creo es son 70 y tantas vueltas. No sé si las llantas van a estar de acuerdo con eso».

«Estuvimos corriendo en niveles de downforce de clasificación en ajustes de carrera, así que las cosas serán difíciles. Veremos cómo corremos. Esperemos poner un buen show para los fans».