El paddock de la IndyCar esperó seis años para que Josef Newgarden llegara a la cima, con la bandera de Estados Unidos al hombro.
El originario de Hendersonville, Tennessee, es el primer piloto que logra una corona con menos de 30 años de edad desde Scott Dixon en 2008, y el más joven en 14 años, cuando el mismo neozelandés se adjudicó su primera corona, luego de cinco años de ser animador y una gran personalidad fuera del auto, con los aficionados y, en la era del «boom» digital, mediante videos y las redes sociales.
Por ello es probable que no se le dificulte ser el nuevo embajador de la categoría; a pesar de que, como medios de comunicación, lo auguramos año con año, el estadounidense deberá ser uno de los mejores, si no es que el de mayor relevancia, en los últimos años.
«Portaré la bandera felizmente», aseguró. «Adoro la IndyCar Series. Creo que tienes el mundo entero frente a ti, puede ir de tantas buenas maneras, haré lo mejor que pueda para ayudar a divulgar la palabra y mostrarle a la gente lo grandioso que es el deporte».
Y es que finalmente, la categoría de autos fórmula tuvo una exposición mundial increíble por diversos factores, entre ellos la aparición de Fernando Alonso en Indianapolis, la victoria de Takuma Sato en las «500 millas» y la representación de pilotos de diferentes regiones, culturas e idiomas; sin embargo, el peso de los volantes estadounidenses no era tan sólido como hace una década.
Hagamos un repaso: Sam Hornish Jr. tiene una década alejado de la serie. Ryan Hunter-Reay es un campeón consagrado, pero con 15 temporadas de recorrido. Mientras, los descendientes de los grandes campeones no han podido relucir el apellido: Andretti sigue luchando, Luyendyk se volvió estrella de televisión, Unser corrió poco, mientras a Rahal tardó hasta 2015 para tomar ritmo.
JR Hildebrand y Charlie Kimball, quienes suman una victoria entre más de 150 arranques combinados, afrontan un futuro incierto. Ed Carpenter, popular en Indianapolis, y Townsend Bell, son regulares de medio tiempo, pero solo dieron chispazos en sus trayectorias. Alexander Rossi y Spencer Pigot podrían ser las únicas excepciones, ya que su estancia en IndyCar está en desarrollo.
Sí, nadie puede quejarse de la representación de la nación de las barras y las estrellas, pero no quiere decir que sean exitosos en todos los casos.
Es así como Newgarden aparece en el mapa: tras volver sin conseguir el éxito augurado en Europa, una oportunidad de Sam Schmidt para coronarse en Indy Lights le abrió la puerta para que, en 2012, debutara en la serie estelar con Sarah Fisher. En cinco años, consolidó su status de personalidad carismática y humilde, mientras sus dotes al volante lo llevaron a ganar carreras, y a vivir momentos crueles como el accidente en Texas, con Ed Carpenter Racing.
Lo siguiente era dar el salto de calidad, y qué mejor que hacerlo con Team Penske, un equipo con un historial que ha producido a los mejores embajadores que un deporte como los Indy cars pueden tener; aunque esperaba que logros como un título hubieran llegado antes, Newgarden se siente agradecido por todas las enseñanzasa, buenas o malas
«Yo no sé si puedes predecir eso», afirmó. «Algunos tienen la fortuna de estar en este deporte y les toma 20 años llegar a donde quieren estar. A algunos les toma un año o dos. No supe realmente cómo iba a trabajar para mí. Como corredor, siempre soné que pasara más temprano, hubiera sido grandioso lograr un campeonato antes que en mi sexto año, pero no me puedo quejar».
«Creo que todo lo que ha pasado en mi carrera me han hecho lo que hoy soy. Me ha hecho fuerte dentro del auto y dentro de un equipo. Donde me encuentro ahora, me siento agradecido y muy feliz por ello, lo más grande que quiero siempre como piloto es ser mejor en cada temporada, y si vas a continuar hacia adelante y hemos ganado un campeonato, eso significa buenas cosas que vienen en el futuro».
Así como los protagonistas del serial lo han expresado, Newgarden tiene el panorama claro: la IndyCar está en el camino correcto para volver a los viejos días de gloria, mientras patrocinadores y aficionados están aumentando con el paso de las carreras.
Por ello, hay que seguir paso por paso para magnificar los logros alcanzados, desde la reafirmación de la Indy 500 como una de las carreras más prestigiosas del mundo, hasta la continuidad de socios y eventos. Tener una consistente generación de estadounidenses ayuda, y ello es un elemento que, a su modo de ver, ya es visto por los propietarios, aunque no se debe perder la esencia de la inclusión de representantes internacionales.
«Creo que hay más muchachos que son capaces y que están llegando a ayudar a ondear la bandera en esta serie», explicó. «Lo mejor es que tenemos gente de todo el mundo que son los mejores en lo que hacen, y tenemos que continuar con ello».
«Tenemos que tener lo mejor de Europa y de cualquier lugar, más allá del océano, porque si solo son americanos corriendo, no significaría nada. Pero ciertamente, tener americanos exitosos es un gran logro, también».
Si con esa seguridad será una de las voces más requeridas a la hora de abordar temas relacionados con la categoría, entonces, el futuro de la IndyCar, y de la nueva generación de pilotos estadounidenses, estará en buenas manos con Newgarden.