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Foto: Chris Owens/INDYCAR Media |
Ryan Hunter-Reay, Josef Newgarden, Graham Rahal y Charlie Kimball se beneficiaron tras la bandera amarilla que cayó a 19 vueltas del final del Iowa Indy 300 del sábado pasado, principalmente por cambiar sus llantas Firestone.
«Fue divertido, parecía un videojuego al final», expresó Hunter-Reay, ganador de la carrera, minutos después de bajarse de su auto.
Los cuatro pilotos fueron los únicos en ingresar a pits durante esa precaución, causada por el incidente entre Juan Pablo Montoya y Ed Carpenter, mientras que el resto de los pilotos, en especial los de Chip Ganassi se quedaron fuera creyendo que la limpieza de la pista, la cual duró 10 vueltas, iba a durar más tiempo.
«Si tu colocabas esas llantas, tenías mucho más grip que el resto», dijo Newgarden, quien con su segundo lugar igualó su mejor resultado en la serie. «Fue la experiencia más rara que he tenido en una carrera».
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Foto: Chris Jones/INDYCAR Media |
Los pilotos expresaron que el compuesto de los neumáticos cuya especificación fue la misma que en 2013, fue muy efectiva; dicho juego consiste en que las llantas del lado derecho, las cuales se usan también en los superóvalos como Texas y Fontana, a pesar de que son más duras que las del lado izquierdo en general son muy suaves y, por ende, se desgastan muy rápido; para el final de las tandas largas de bandera verde, aunado con la humedad en el área y la temperatura regular en el trazado, muchos pilotos tuvieron problemas con el manejo del auto.
Tal fue el caso de Carpenter, quien sufrió mucho en la segunda mitad de la carrera, y de Sebastián Saavedra, quien se accidentó pocas vueltas antes de su detención bajo bandera verde.
«Todos estaban sufriendo con el grip, mis llantas traseras estaban extremadamente desgastadas y no pude salvar el auto de ese momento», se refirió el colombiano respecto a su contacto con el muro en la vuelta 161.
Newgarden denotó el trabajo de Firestone por lo efectivo que fue su set de neumáticos sobre el final comparado con incluso llantas que apenas y pasaban de la mitad de su vida útil en los stints.
La cadena de eventos en el final, además, le permitió a los pilotos con motores Honda terminar en el 1-2 en Iowa, a pesar de que el propulsor de Marco Andretti explotó por segunda vez en el año. La primera rotura ocurrió en Texas, por lo que este triunfo reduce un poco la preocupación respecto a su fiabilidad.