FOTO: Penske Entertainment/Chris Owens

OPINIÓN: El show resurgió en Texas

Colaboración de Fernando A. Alonso (@fdoalonso)

Al leer una afirmación, es común que parezca una barbaridad si es tomada sin el contexto necesario.

Ayer se decía que el destino del óvalo en Texas Motor Speedway era salir del calendario de IndyCar. Hoy, tal enunciado suena a una injusticia después de las múltiples actuaciones que nos entregó la segunda carrera del calendario 2022, con una vibrante definición hasta la última curva.

En los dos primeros años de la pandemia por COVID-19, las carreras en la pista de Fort Worth, Texas sufrieron por la presencia del compuesto PJ1, un tratamiento vertido sobre el asfalto que utilizó la serie NASCAR para incrementar la tracción de los neumáticos de dicha categoría.

La resina sintética fue incompatible con los compuestos de caucho usados por la casa Firestone para los monopostos de IndyCar al punto que los autos perdían adherencia tan pronto circulaban sobre esta capa enviándolos al muro exterior. Por ello las competencias se limitaron a una sola línea de carrera reduciendo el número de adelantamientos durante las citas del 2020 y 2021.

Este fin de semana se implementaron algunas medidas para eliminar este problema. Primero se raspó el pavimento para después organizar una sesión extra de pruebas voluntarias en que se rodaría en la parte superior del trazado para insertar la goma de las Firestone del año pasado, finalizando con el uso de un kit aerodinámico en los carros para mejorar el agarre.

En conferencia de prensa después de obtener el  tercer puesto al llegar a la bandera cuadros, Marcus Ericsson, piloto del auto número 8 de Chip Ganassi Racing, dijo: “…fue mucho más divertido cuando podías sobrepasar gente, no fácilmente, pero lo podías hacer. Esto hizo una gran diferencia para el disfrute detrás del volante”.

El sueco tuvo una notable actuación hace unas semanas en San Petersburgo con un ritmo contundente que, pese a una sanción estricta por un incidente en la calle de boxes que lo envió al fondo de la parrilla, le permitió terminar noveno. Hoy fue el único auto propulsado por Honda que en las vueltas finales pudo acercarse a los autos de Penske.

Al ser cuestionado si sobre la mejora en la competición en el óvalo de Texas, Ericsson contestó:

“Necesitamos entender si esa práctica extra que hicimos ayer fue la razón porque pudimos correr en dos líneas… podías ir ancho en la 1-2, estar allí ancho”.

“Creo que también la carga aerodinámica extra también ayudó allí. Incluso si era un poco más resbaloso en la segunda línea, el aero extra, manteniendo tu pie abajo [el acelerador], el auto podía mantenerse. Fue definitivamente una gran, gran mejora”.

Después de la primera amarilla, Patricio O´Ward volvió a mostrar que con un auto capaz se podía rebasar usando la línea exterior. Aunque el mexicano pasó a tres autos en un par de vueltas, no fue el único que tomó confianza, Kyle Kirkwood, el novato que volvió a sorprender con sus habilidades de adaptación, también se vio agresivo hasta que una turbulencia lo hizo perder el control del auto 14 de AJ Foyt Racing.

La competencia tuvo 461 sobrepasos y varios intentos que terminaron en abandonos, pero mostraron que los pilotos se sentían cómodos al buscar oportunidades, cosa que era impensable el año pasado.

JOHNSON, ENTRE LAS ESTRELLAS

Los seis abandonos por contactos, sumados a otros tres por problemas mecánicos, podrían minimizar el sexto puesto obtenido por Jimmie Johnson, pero nuevamente necesitamos un poco de contexto. El californiano se vio favorecido con la serie de detenciones después de las banderas amarillas, no por la suerte, sino por le ejecución del ex piloto de NASCAR y de su equipo de mecánicos.

El auto 48 pasó en la última parte de la carrera a Simon Pagenaud y a Scott Dixon; aunque el neozelandés retomó la posición unas vueltas después, las maniobras fueron meritorias, mostrando que la calidad del norteamericano se mantiene.

“Con un par de vueltas por correr era quinto”, explicó Jimmie al terminar la actividad. “Estuvimos preocupados por el consumo de combustible. Tuvimos un problema con la telemetría, no sabíamos cuánto debía ahorrar… No pude prepararme para Scott y tratar de mantenerme en quinto”.

“No solo crecí y mejoré, pero con mi crecimiento fui capaz de dar mejor retroalimentación al equipo. Eric [su ingeniero] hizo unos ajustes fabulosos al auto, lo puso en su ventana para la última tanda”.

¿Y AHORA?

La estocada final de Josef Newgarden para llevarse la victoria número 600 para el equipo Penske, fue vibrante, pero muchas de las otras maniobras durante la carrera han hecho lo impensable el sábado al mediodía: que la directiva de IndyCar se haya sentado el domingo a conversar los términos de renovación para el Texas Motor Speedway.

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