Por primera vez en casi cuatro años, Max Chilton obtuvo un Top 10 en una carrera de la serie IndyCar.
El británico fue uno de los varios que aprovecharon las circunstancias de la cita de este domingo en Road America para ocupar la 10º posición, siendo su mejor resultado desde que fue octavo en Watkins Glen, en septiembre de 2017, cuando todavía manejaba para Chip Ganassi.
Además, fue la mejor producción para la escuadra europea desde los tres Top 10’ que Conor Daly entregó en los óvalos de Texas, Iowa y Gateway, el año pasado. En trazados no ovales, hay que remontarse a la 8º plaza que Pato O’Ward obtuvo en Austin, en 2019.
«Estoy absolutamente encantado y también el equipo», dijo. «Se siente como una victoria para nosotros. No teníamos un Top 10 desde que estoy con el equipo. Siempre habíamos tratado de conseguir los Top 10’s».
«Sabíamos que no éramos rápidos en calificación, pero teníamos un auto rápido de carreras. Hicimos una gran estrategia, la bandera amarilla nos ayudó, aunque no exactamente de la forma en la que hubiéramos querido, y después corrimos duro».
«En el reinicio al final, fui agresivo, avanzamos dos posiciones y fue suficiente para lograr el décimo».
Aunque ha tenido algunos destellos en calificación desde que Carlin volvió a ser un equipo con un solo auto, Chilton no tuvo mucha fortuna en este rubro durante el fin de semana en Road America, al calificar en 22º sitio. Pero el hecho de que finalizó quinto en el último entrenamiento del fin de semana fue un adelanto de lo que pasaría el domingo.
Si bien se mantuvo en las últimas posiciones en gran parte del recorrido, la bandera amarilla que provocó Kevin Magnussen en la vuelta 34 fue una oportunidad para que tanto él como Takuma Sato, Oliver Askew y Sébastien Bourdais, entre otros se la jugaran y entraran a la zona de pits, esperando la llegada de la lluvia o la aparición de más banderas amarillas.
Tras el reinicio, los líderes fueron deteniéndose bajo bandera verde, lo que le abrió paso a Chilton para incluso liderar siete vueltas, algo que no hacía desde Portland en 2018. Tener la pista libre le benefició en cierta forma, ya que al hacer su último pit stop, con siete giros restantes, le permitió salir 14º.
Los problemas de Ed Jones y Josef Newgarden, junto con la detención posterior de Askew y un rebase agresivo que hizo sobre Graham Rahal en el último relanzamiento, le permitieron asegurar la décima plaza.
«Fue una carrera larga, sabía que tendríamos una oportunidad y la tuvimos en la última vuelta. Estoy encantado», exclamó.
El resultado es un gran alivio para Chilton, luego de un arranque de año que incluyó ser parte de accidentes en Alabama y Detroit, un abandono por falla hidráulica en St. Petersburg, un 24º sitio en las «500 Millas de Indianápolis», su ausencia del Gran Premio de Indy y la silenciosa salida de su patrocinador Gallagher.
También lo es para el equipo, que se ubica 26º en el Campeonato de Propietarios con 80 puntos. A fin de año, los 22 mejores seguirán siendo parte del Programa Leaders Circle, que incluye un financiamiento de hasta un millón de dólares de parte de INDYCAR que les ayudará en su presupuesto para 2022.