En 20 minutos, se consumó uno de los peores días de la trayectoria de James Hinchcliffe.
El canadiense fue uno de los dos pilotos en no calificar a las «500 Millas de Indianapolis», luego de sufrir todo tipo de eventualidades y de ser víctima de las pequeñas circunstancias que marcaron su destino en la jornada del sábado, en la que se definieron a los 33 pilotos que tomarán la bandera verde la próxima semana.
“Esta carrera significa mucho para cada uno de nosotros que trabajamos en el paddock, no solo en nuestro equipo por ningún motivo. Es una actitud abrumadora en el garage al momento. Pero somos un grupo fuerte”, comentó en rueda de prensa.
“Esta pista, lo crean o no, me ha hecho peores cosas en el pasado, y volvimos alegres, así que estaremos bien”.
Nada le salió bien al integrante de Schmidt Peterson Motorsports, a quien Indianapolis le ha vuelto a jugar una mala pasada. Hace tres años estuvo a punto de perder la vida tras un accidente en las prácticas, pero tras una exitosa rehabilitación, se quedó con la pole position en la edición No. 100, al año siguiente.
Esta semana, todo lo que pudo salir mal, salió de esta forma. Al ser opacado en el clasificador por sus coequiperos Robert Wickens y Jay Howard, apenas logró el lugar 33 en los tiempos combinados; el viernes, en las simulaciones de carrera, se ubicó en 23º sitio, pero sin sentirse satisfecho con la velocidad de su auto.
Su turno de salida tampoco contribuyó mucho, ya que la primera de dos interrupciones por la lluvia apareció justo antes de que él saliera a la pista. Al reanudarse la acción, fue el piloto más lento de los 11 que hasta ese momento imprimieron registros, mientras Sébastien Bourdais, quien salió dos turnos más tarde, se colocó a la cabeza.
A Wickens le interrumpieron también su intento, cuando la lluvia cayó por segunda vez, pero él se las arregló para colocarse en el Top 20, signo de que Hinchcliffe seguía sin la mejor puesta a punto.
Así llegaron los últimos 45 minutos de sesión, cuando todos los inscritos completaron con su intento, y en la que él finalizó en 32º. Comenzó la entrada y salida de pilotos de la parrilla, en la que Oriol Serviá tardó, pero aseguró su lugar en el tercer intento. Misma situación para Conor Daly, quien sacó al auto No. 5 de la parrilla con 18 minutos restantes en el reloj.
Lo que eventualmente fulminó sus posibilidades fue una vibración que sintió momentos después de salir para su segundo intento.
«La pista seguía volviéndose un poco más rápida, así que éramos optimistas, para ser honesto», explicó.
«Diagnosticamos una falla en el sensor de la presión de llantas, algo se rompió en el rín, estaba dando vueltas dentro del auto, lo que a más de 200 millas por hora no se siente bien. Creo que teníamos que entrar. Si hubiéramos seguido afuera, (había) buena chance de haber tenido una falla en la llanta, (así que) no estaríamos en el show (y además) tendríamos un auto roto».
Para culminar con su infortunio, cuando Hinchcliffe regresó a la línea de clasificación, Alexander Rossi y Pippa Mann estaban adelante de él, aunque la británica estaba lejos del final de la línea, razón por la que se le dio al estadounidense la prioridad de salir. Cuando Mann estaba en pista, la pistola de cierre de actividades sonó.
La escena fue de sobresalto, con un Hinchcliffe sin asimilar lo sucedido, muchos de sus colegas dándole ánimos. Al final del día, uno de los favoritos para ser protagonista se quedó con las ganas de ser parte de la parrilla y, aunque está sujeto a las opciones que tiene Sam Schmidt sobre algún cambio de piloto, quedó en paz con la dinámica y la naturaleza de los eventos del día.
«Todos han estado esperando un Bump Day desde 2012. Es parte de la tradición de esta carrera, la emoción sobre esta carrera. 33 autos arrancan, ese es el acuerdo. Siempre lo ha sido. A excepción de circunstancias extenuantes, yo estoy de acuerdo», afirmó.
«Apesta estar sentado aquí diciendo eso en este punto. El purista en mí, el entusiasta del automovilismo en mí, piensa que esto es bueno para el deporte. Eso es más importante que lo que sea bueno para James Hinchcliffe hoy…»
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