Si hubo algún año en el que Oriol Serviá soñó realmente con tener oportunidad de ganar las «500 Millas de Indianapolis», fue 2011.

Dejando de lado el subcampeonato de Champ Car, esa temporada fue una de las consolidó al español como uno de los talentos más analíticos de la IndyCar Series, al manejar en una operación de renombre, pero con recursos limitados, en el ocaso de su existencia.

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A pesar de terminar cuarto en el puntaje, solo por detrás de Dario Franchitti, Will Power y Scott Dixon, cuyas escuderías aplastaban a sus rivales, su Mes de Mayo fue de lo mejor que se le ha visto.

«Salía en la primera fila de la parrilla (tercera posición), la salida fue emocionante para mí, pero más que eso, a la mitad de la carrera, estuve liderando como 25 vueltas», compartió con IndyCar al Día, antes del inicio de las prácticas de las «500 Millas de Indianapolis».

«Pasé a Franchitti, veo a Castroneves, y en ese momento… noté… pensé ‘Quizá puedo ganar esta carrera. Dependiendo de cómo acaben las últimas 13 vueltas, puedo estar ganando’.

Gracias a la paridad que se había presentado en ese año, en el que Ryan Hunter-Reay no logró clasificar con un auto de Andretti Autosport, Team Penske no fue factor y Dan Wheldon ganó con el pequeño esfuerzo de Sam Schmidt y Bryan Herta, Serviá quedó en sexto sitio, lo cual no es su mejor producción final (fue cuarto al año siguiente), pero fue en la que tuvo una oportunidad legítima de vencer desde inicios del mes.

«La verdad sentí una emoción que nunca he sentido en ninguna otra carrera, o cualquier cosa en mi vida. Es una carrera tan grande que no se puede comparar lo que hace que hayan 300 o 400 mil personas, lo que significa para uno».

«No me puedo imaginar lo que uno debe sentir si la puede ganar».

Este año, el piloto de Rahal Letterman Lanigan Racing iniciará en duodécima plaza, después de vivir una situación muy similar a la del año pasado, en la que tenía la velocidad para ingresar al Top 9 de salida, pero las condiciones del clima y la pista le arruinaron su intento de clasificación.

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Aunque tanto él como su coequipero Graham Rahal tienen la confianza de ser candidatos, dada la ventaja que Honda ha vuelto a presentar en superspeedways, afirma que sus rivales no han mostrado todas sus armas aún.

«Hasta ahora parece que Honda tiene un poquito la mejor velocidad, pero conozco muy bien a los amigos de Chevy y el día de carrera salen algunas sorpresas», dijo.

Sobre la situación de los motores que han fallado durante las últimas semanas, incluyendo en su auto durante el entrenamiento del lunes, Servia no está preocupado, ya que a final de cuentas, las prácticas han sido para experimentar diferentes mapeos y configuraciones, todo con el fin de encontrar ventajas y límites.

«Nunca es divertido, pero pasa que estamos acostumbrados que en los últimos años nunca se rompía el motor», describió.

«Incluso se los dije a los de Honda ‘son carreras, esto se tiene que llevar al límite, si se rompe alguno, se rompe’, y eso es lo que han estado haciendo, cada vez apretar un poquito más y encontrar ese límite, espero que sepan dónde está ahora el límite y que en la carrera no se hagan problema».

La de este domingo será la participación No. 200 de Oriol Serviá, siendo el 21° volante en la historia del automovilismo de monoplazas de Estados Unidos en llegar a esta cifra.